3ras. Jornadas de Salud Mental y Adicciones, “¿Interdisciplina en la Intervención Clínica? Obstáculos y desafíos. Estrategias y dispositivos”, organizadas por Hospital Nacional en Red, especializado en salud mental y adicciones (exCeNaReSo)
Mediacion comunitaria en los bordes, 16/10/201516 Presentación PowerPoint


Bender Stella Maris: Abogada, Mediadora Pre judicial, Escribana, Docente Universitaria.
Castellano Jimena: Lic. en Psicopedagogía. Mediadora.
De Méstico Rosana: Abogada, Mediadora Pre judicial, Docente Universitaria. Directora del Centro R.A.C.
Fernández María Susana: Lic. en Psicología. Mediadora.
Kesque Jorgelina: Lic. en Psicología. Mediadora. Docente. Miembro fundador de la ONG NOHALAC – Nosotros hacia la comunidad.


Centro R.A.C. (Resolución Alternativa de Conflictos)
Se realizan mediaciones vecinales con un fuerte compromiso para dar sentido a preservar y generar conciencia de Paz en la comunidad.
Las autoras de este trabajo se desempeñan en el Centro de Mediación Comunitaria que depende del Municipio de Florencio Varela.


Introducción
Los grandes cambios sociales, políticos, económicos y culturales de los últimos tiempos, han llevado a la fragmentación y vulnerabilidad social que produjeron nuevas respuestas, entre ellas la mediación comunitaria, útil en la resolución de conflictos que se establecen en las relaciones sociales.
En estos últimos años fuimos observando cómo fueron complejizándose los requerimientos y necesidades de las personas afectadas por la convivencia cotidiana, incrementándose el nivel del conflicto y la diversidad de los mismos, teniendo el equipo de trabajo la necesidad de exigirse al máximo en cuanto a la utilización de herramientas procedimentales y articulación con la red de instituciones existentes.
También se observa la presencia de cuadros psicopatológicos de severa envergadura, un deterioro en la comunicación, un pobre control de las emociones, haciendo sumamente difícil la convivencia social.
La falta de educación, el no cumplimiento de las normas, la falta de empleo seguro, la ausencia de límites, la pérdida del sentido de pertenencia,  son elementos que contribuyen al aumento de los conflictos, adoptando consecuencias inadecuadas para una sociedad que pretende desarrollarse con paz y bienestar.
El presente trabajo, intentará  dilucidar el alcance del procedimiento en un Centro de Mediación Comunitaria, dependiente de un Municipio ubicado en el Conurbano Bonaerense.
Trataremos de mostrar su esfera de acción, cuando nos encontramos ante limitaciones que tienen estrecha relación a la salud mental.

Alcances del Proceso de mediación comunitaria
Es menester clarificar el alcance del procedimiento de  la mediación comunitaria, para ello consideramos necesario realizar algunas precisiones que permitan comprender la dinámica, esencia y finalidad de este proceso. El conflicto es inherente al ser humano, por lo tanto es frecuente e inevitable. Hay conflictos que resultan interminables, penosos; en muchas oportunidades pueden llevar a las autoridades policiales y, también a las judiciales a intervenir; sin embargo básicamente implican incomprensión, sufrimiento para las partes que intervienen, quebrando amistades, lazos afectivos y relaciones, en la familia, entre vecinos, en la escuela, es decir en las distintas actividades donde se interrelacionan las personas, afectando el clima social en dicho ámbito.
Favorecer la tramitación positiva de los conflictos de las partes, ofrece  encuentro, en un medio ambiente que facilite tanto el testimonio como el reconocimiento y legitimación entre sí, donde se sientan protagonistas de sus decisiones y responsables de su  futuro. Se trata de un espacio de aprendizaje en la participación, la asunción de responsabilidades y el compromiso que requiere la convivencia dentro de la comunidad.
La mediación y las técnicas de resolución de conflictos ofrecen la posibilidad de que el individuo realice esa toma de “conciencia social”, ya que la mediación comunitaria tiene  una función educativa, es un modo de gestión de la vida social y no solo un procedimiento para la resolución de conflictos. Implica una transformación cultural, por eso persigue objetivos puntuales, a mediano y largo plazo  respecto al abordaje de un conflicto, propiciando un cambio de conducta en las partes para resolver sus diferencias interpersonales,que impactan o inciden en la comunidad.
El enfoque de los problemas y su posible solución, dependerá del contexto cultural, de la manera de expresarse y de los códigos de cada comunidad. También de la capacidad cognitiva de las partes (nivel de comprensión intelectual) y de la no afectación de su voluntad (no es posible ningún acuerdo en situación de violencia, o de incomprensión de sus actos;  que comprometa la libre decisión).
La mediación comunitaria está dentro de lo que se clasifica como “mediación en lo social”, en la que está incluida la mediación escolar, la mediación familiar y la mediación vecinal; también concierne al tratamiento de conflictos multipartes que vincula tanto intereses públicos como de la población. Mediante su práctica las personas puedan internalizar los principios que propone, enfocándola en dar respuesta a conflictos potencialmente alteradores de una paz social cada vez más frágil.
Como se ha mencionado en la introducción de nuestro trabajo, debido a los altos índices de violencia y agresividad, a partir del 2014 fue necesario pensar en nuevas estrategias de abordaje, algo que hemos calificado como “intervenciones para la Paz”.
Cuando las personas (vecinos, grupos barriales) recurren a la mediación, es porque no han podido por una u otra razón resolver los problemas por sí solos.  Así se encuentran con el mediador a quien no conocen, ni saben muy bien cual es el procedimiento. Todavía en nuestra cultura no está difundido su rol por lo tanto, es indispensable expresar claramente el mecanismo y alcance del proceso, y durante su transcurso ayudarles a visualizar las opciones de acuerdo que tienen, ó las alternativas que fuera de él pueden buscar.
Las personas en nuestra cultura litigante solo quieren denunciar y suprimir al otro. El paradigma que ofrecemos trastoca esa idea ofreciéndoles una mesa de diálogo asistido y la idea de que puedan encontrar una solución que los satisfaga a ambos; mostrando como un interés a considerar la calidad de vida que llevan transitando a lo largo de su confrontación.
Puede parecer que en un Centro que atiende la mediación comunitaria se ocupa de problemas menores, lo que ocurre es que nada “es menor”para quien lo padece, mucho más aun si tenemos en cuenta que además “la violencia es un monumento sobre un conflicto que no se ha sabido resolver” (según palabras del sociólogo Johan Galtung, quien reflexionó en una conferencia en la Universidad de Alicante sobre los conflictos sociales en el año 2000). Es habitual que detrás de la queja que se plantea, haya un conflicto no resuelto que motivó la disputa. Evitar que esa situación haga escalada es trabajar en la prevención de un problema que luego tornará muy difícil una solución mediante el diálogo, evitando que se llegue a la violencia, con el valor agregado del efecto educativo con relación al respeto por la opinión, el espacio y la vida del otro.
En este marco es que se pueden tratar casos  por el uso del espacio privado cuando trasciende su esfera, el respeto a la propiedad privada, devolución de objetos, ruidos molestos, problemas de convivencia (que el vecino no deje la basura en mi puerta, o el agua del baldeo, o corte los árboles, o su árbol me moleste, mascotas molestas, quema de basura, etc) e innumerables supuestos surgidos de la interacción vecinal.
Podemos comprobar que es posible cuando logramos confianza y credibilidad en nuestro rol, alcanzar acuerdos inimaginables en su lógica habitual –lo informal, lo ilegal, las vías de hecho-.
Debe tenerse presente que en algunos barrios hay un gran nivel de informalidad en cuanto a la propiedad personal, se realizan transacciones sin papeles, casas sin título de propiedad, uso de pasillos comunes, modificaciones edilicias  no consensuadas, etc. Por ello sin descuidar el derecho, pero teniendo en cuenta las limitaciones culturales, económicas, etc., se propenda a facilitar su comprensión y acercamiento al orden legal vigente.
En  esta precariedad se prescinde de la noción de que es bueno, que es malo, de la existencia misma de la ley, remplazándola por el principio de la ley del más fuerte; cuando se pierde el valor de la palabra y los recursos argumentales, un eficiente equiparador suele ser la victoria del más violento.
De mayor complejidad resultan aquellos conflictos medioambientales multipartes, en los que se plantean intereses encontrados de vecinos, organizaciones sociales, empresas y otros actores sociales, e incluso el Municipio o nivel de decisión estatal pertinente. En este caso no solo importa la paz social, sino también lograr un adecuado equilibrio entre las fuerzas que interactúan, atendiendo al derecho, sin descuidar el progreso, el desarrollo local, la salud, el mantenimiento de fuentes de trabajo, o el acceso a la nueva tecnología. Cuestiones donde distintos valores a tutelar parecen colisionar  reclamando un pensamiento alternativo, más que un criterio meramente sancionador.
Cabe resaltar que el proceso de mediación es voluntario, por lo tanto no es obligatoria la concurrencia del citado, ni mucho menos que haciéndose presente esté obligado a suscribir un acuerdo. La voluntariedad es un requisito esencial del procedimiento de mediación, como también la confidencialidad, es decir que por ello, tampoco  el mediador puede ser denunciante, ni testigo en ningún trámite que ante otro organismo municipal o no, decida iniciar alguna de las partes en cuestión. Sólo frente a la existencia de violencia, abuso o  maltrato a menores, queda relevado de su rol, dando por cerrada la instancia de mediación.
En suma la mediación no tiene que ver con la aplicación de correctivos por parte del mediador, ni tiene el efecto de una denuncia para el que recurre al servicio, sino propiciar su voluntad de intentar una solución pacífica y acorde a las normas para preservar la relación de las partes en lo futuro. Muchas veces la aplicación de una sanción administrativa o judicial, no pone fin a la discordia, conclusión que surge de la mera observación de la realidad.
El mediador no decide por ellos, sino que facilita el diálogo, ayudando a que evalúen la conveniencia de un acuerdo que atienda a sus necesidades, respete el marco normativo y permita mejorar la calidad de su relación y por ende la salud social.
 
Alcances de  un Centro de Mediación Comunitaria:
Todo Centro de estas características realiza con sus requirentes tres acciones básicas:

  • Escucha Activa y contención; a través de una Entrevista de Admisión y / ú Orientación y en su caso articulación con la Red Institucional.
  • Decidir la viabilidad de una mediación y dar lugar al desarrollo de la misma.
  • Se procura un trabajo en red serio, no solo con los órganos de la administración municipal, sino con los organismos oficiales o privados que presten servicios y que puedan resolver problemas que afectan a los consultantes, para orientarlos adecuadamente, evitando el desgaste de las personas y los procesos, tratando muchas veces de superar el “como si” del sistema.

Conclusión: Algo sobre los bordes
Situamos nuestro quehacer en un tiempo y en un espacio determinado: hoy, y en el amplio Conurbano Bonaerense.  A principios de siglo XXI escuchamos en una conferencia como un sociólogo advertía al respecto de un fenómeno singular: los bordes, lo marginal se había emplazado en el centro. Lo céntrico, lo incluido quedaba apretado en los bordes. La pobreza, la falta de trabajo y la perdida de la valoración del mismo como algo dignificante, conformándose con acceder a ayudas del Estado o viviendo de tareas eventuales, el incremento numérico de esta población con bajo acceso a la educación o escasa motivación para el aprendizaje, la perdida de valores y afecto, devenida con la ruptura de los grupos familiares, se multiplicó de manera ascendente y marcó  la necesidad de encontrar nuevas estrategias para mejorar las relaciones humanas en este contexto.
En este marco, traemos a colación la conceptualización del maestro Remo Entelman acerca del conflicto como una especie de “relación social”, es decir que dentro de la vida en sociedad y de la interacción humana es algo natural.
El problema nodal entonces, es cómo tramitan las personas, los grupos y las comunidades esos conflictos, cuando parece perdida o desconocida la habilidad de las personas para encaminarlo constructivamente.
William Shakespeare, nos dice: “Un pequeño fuego se puede sofocar rápido, pero si es tolerado no alcanzan los ríos para apagarlo”. La frase nos circunscribe a la idea de que eludir la realidad y no ofrecer vías facilitadoras de vínculos mas positivos, tiene por consecuencia la crispación como modo de reacción y la escalada  violenta como fallida solución, con el consiguiente deterioro del tejido social, todo ello con una asiduidad  altamente preocupante.
William Ury, señala en su libro “Alcanzar la Paz” que hay tres oportunidades  para canalizar el impulso vertical del conflicto que lleva a la destrucción: en principio prevenir el conflicto abordando las tensiones latentes, en segundo término, colaborar en la gestión o resolución del conflicto que se desarrolla, y en tercer lugar contener las luchas de poder que no pueden resolverse. (Ury, 2000, p. 127).
En nuestra experiencia las intervenciones de contención contribuyen a encontrar una salida, tal como ocurre en numerosos casos donde las limitaciones cognitivas o mentales (patologías neurológicas o psiquiátricas) no atendidas, no reconocidas, ó sencillamente la falta de un nivel de pensamiento abstracto y alternativo, no permiten una solución sostenible.
La búsqueda de otras alternativas intermedias que coloquen en el centro esos problemas, que son los que generan en verdad muchos de esos conflictos, parecen ser la clave.
Prevenir un conflicto implica abordar las causas que lo originan, suprimiendo  o aminorando el mismo. Gestionar o solucionar un conflicto implica que las partes focalicen su atención en lo  que necesitan, en lo que deben cambiar, cuales serían sus propuestas para sentirse mutuamente conformes.
La figura del mediador como tal, resulta limitada a un proceso flexible pero determinado, por eso la propuesta de nuestras intervenciones contempla la plasticidad de quien entrenado como mediador, entiende que su primera habilidad es operar en conflictos y que en tal carácter, en estas comunidades vulnerables resulta indispensable escenificar múltiples roles.
Un operador de conflictos, realiza lo que dimos en llamar “Intervenciones de Construcción de Paz”. La irrupción de un operador que puede mostrarse como árbitro, como sanador de relaciones dañadas, como maestro que ayuda a reflexionar sobre una mirada diferente sobre el problema, como equilibrador del poder no solo entre ellos sino con las instituciones, como constructor de puentes y vínculos trasversales que permitan establecer como lo harán en el futuro, quién puede ayudarlos en su entorno, para que sigan las conversaciones o se retomen cuando sea necesario.
Joan Paul Lederach, desarrolla maravillosamente el concepto de “Imaginación moral”,  que debe asistirnos en la Construcción de paz, para trabajar en los bordes hoy centrales, en tantos lugares de nuestra Patria.
La imaginación moral supone mucho más que contar con destrezas y entrenamientos basados en la teoría y la práctica, sino además “…tenemos que aprender a sentir el paisaje de la violencia prolongada y por qué plantea unos retos tan fuertemente arraigados al cambio constructivo…tenemos que explorar el proceso creativo en sí mismo…tenemos que aventurarnos en el mas inexplorado territorio artístico  aplicado al cambio social…” (Lederach, 2007, p. 34).


Referencias Bibliográficas

Baruch Bush, R. A. y Folger, J. P. (1996). La promesa de la mediación. Cómo afrontar el conflicto a través del fortalecimiento propio y el reconocimiento de los otros. Barcelona: Granica.
 
Entelman R. (2001). Teoría deconflictos.  Hacia un nuevo paradigma. Barcelona. Gedisa.
 
Galtung, J. (2000). Conferencia en la Universidad de Alicante sobre los conflictos sociales.
 
Kriesberg L. (1975). Sociología de los conflictos sociales. México: Trillas.
 
Lederach J.P, (2007). La imaginación moral, El arte y alma de la construcción de la paz, p. 34, Bilbao Bakeaz. Gernika Gogoratuz.

Leritz L.(1993). Negociación infalible. Barcelona: Paidós.

Mnookin R.; Peppety S. R. P. ; Tulumello A. S. (2003). Resolver conflictos y alcanzar acuerdos. Barcelona: Gedisa

Moore Ch. (1995). Elproceso de Mediación. Métodos prácticos para la resolución de conflictos. Barcelona: Granica.

Nató, A. Rodríguez Querejazu M.G. Carbajal L.M., (2006). Mediación comunitaria – 1ª ed. – Buenos Aires: Universidad.
 
Parkinson L. (2006) Mediación familiar. Barcelona. Ed. Gedisa.

Redorta, J. (2004). Cómo analizar los conflictos. La tipología de conflictos como herramienta de mediación. Barcelona: Paidós.
 
Suares M. (1996) Mediación, conducción de disputas, comunicación y técnicas. Buenos Aires. Paidos.

Ury W. (2000). Alcanzar la paz. Barcelona. Ed. Paidos,  pag 127

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